Las galletas María son una delicia tradicionalmente hecha con harina blanca, mantequilla, huevos, azúcar y sal. Constituyen una parte importante de la dieta de muchas familias alrededor del mundo y su producción en serie se remonta a 1775 bajo el reinado de Carlos III.
Fabricar galletas a nivel industrial no es un proceso sencillo, ya que hay ciertas variaciones que deben tomarse en cuenta para lograr el mismo sabor, consistencia y calidad de las galletas María. Luego de los pasos de mezcla y horneado, una línea de ensamblaje automatizada empaqueta cada galleta con la etiqueta adecuada.
La elaboración de estas galletas comienza por preparar los ingredientes que se van a utilizar. Todos estos ingredientes se colocan en recipientes grandes, donde se mezclan mediante un mecanismo giratorio. Esta mezcla se hace hasta que queden homogéneos los elementos y se obtenga una masa lisa y suave.
Una vez que los ingredientes se mezclaron correctamente, es indispensable agregar los aditivos necesarios para conservarlas y preservarlas. Estos pueden ser vitaminas, sales minerales o productos químicos específicos.
Para realizar esto, se procede a verter los aditivos necesarios para la mezcla y mezclarlos con la masa, revolviendo la misma hasta lograr homogeneizar la masa y estén bien repartidos los ingredientes.
Después de estos dos primeros pasos llega el momento del pre-cortado. El proceso de pre-cortado consiste en presionar la masa previamente mezclada en máquinas que la prensan para formar diferentes figuras o diseños antes de proceder al horneado de la misma.
Estas figuras pueden variar dependiendo del fabricante. La masa, una vez presionada, se envía directamente a la línea de horneado. En este proceso la masa sirve como relleno para formar el propio molde de la galleta.
En la línea de horneado, la masa prensada se coloca en bandejas grandes para proceder a su cocción. Estas bandejas continúan en movimiento durante el proceso de cocción. Al mismo tiempo, se suministra calor en un ambiente regulado que le da la forma definitiva a la galleta.
La cantidad de calor debe ser regulada para lograr que la masa se cocine perfectamente. Por lo general, se emplean hornos eléctricos o a gas para este fin. Una vez que la galleta esté lista, la temperatura del horno se apaga y el movimiento de la bandeja continúa para su enfriamiento. La galleta es recibida a continuación para su posterior embalaje.
En esta etapa de la fabricación de galletas María, la línea de ensamblaje se encarga de unir todos los pasos anteriores en un solo proceso. Una línea de empaque automatizada se encarga de etiquetar y empacar las galletas de manera individual. Dependiendo del tipo de empaque, este procedimiento puede ser manual o mecanizado.
Las galletas María son normalmente empacadas en bolsas de plástico o enlatadas. Una vez empacadas, estas galletas son llevadas a otra línea donde son identificadas con etiquetas y códigos de barras para su control y rastreo. Desde aquí son enviadas al punto de venta final.
La fabricación de galletas María a nivel industrial requiere una meticulosa planificación y operaciones a gran escala para que el producto cumpla con los estándares de calidad exigidos. Aunque hay algunas variaciones en rangos de temperatura y tiempos de horneado, los pasos generales son los mismos.
El uso de sistemas volumétricos para medir los ingredientes, así como la vinculación de máquinas automatizadas, permite mantener cualquier variación dentro del margen de tolerancia establecido. Así, la industria de la fabricación de galletas puede producir un producto de excelente calidad en gran escala, cumpliendo con los estándares de sabor y consistencia de las galletas María.
Si quieres saber más sobre el proceso de elaboración de las galletas María, te recomendamos que veas este vídeo de Radio Televisión Española: Galletas María, del campo a la fábrica.
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