Las llaves para puertas son un objeto cotidiano con el que todos tenemos contacto directo. Físicamente y mecánicamente realizan la labor de asegurar nuestra privacidad, uno de los elementos básicos de la seguridad. De ahí la importancia de fabricarlas de forma correcta y profesional.
En esta entrada, vamos a descubrir paso a paso el proceso de fabricación de las llaves para puertas típicamente usadas, desde la visión de una fábrica industrial.
Partimos del principio de que para fabricar llaves se necesita el metal adecuado. Por lo general, se eligen los metales metálicos o aluminio más resistentes. Por supuesto, habrá restricciones de acuerdo con la fuerza necesaria para abrir/cerrar la cerradura, pero dicha fuerza debería de ceñirse a la normativa vigente para armarios, puertas, etc.
Se pueden usar metales como el acero inoxidable, el hierro frío, el aluminio y el acero. Estos metales requieren tratamientos y preparaciones diferentes antes de su uso, por lo que sería bueno familiarizarse con estos tratamientos en el Taller de producción.
Una vez elegido el metal adecuado, se procede con el trabajo de corte de la llave. Esto se realiza mediante una imprenta de alta velocidad, capaz de cortar el metal a la velocidad exacta. El controlador del corte sigue un diseño predeterminado y crea la parte superior e inferior de la llave, así como el agujero para el piercing.
En el paso siguiente, la llave se somete a un tratamiento de revestimiento para darle un aspecto final apropiado. El recubrimiento adicional ofrece protección anti-corrosión y mejora considerablemente la durabilidad de la llave.
A continuación, el producto terminado se somete a un tratamiento de grabado con láser para generar el patrón único de cada llave. Este patrón esgrabado en el metal en lugar del típico marcado de código de barras. Tras este paso, la llave sale completamente lista para su comercialización.
Ahora que la llave está lista para montar, se prepara la fundición del metal que sirve para fabricar el herraje y/o hardware necesario. Esto incluye los componentes internos, tales como la cara, los botones, los pernos, etc. Estos componentes se montan a mano, uno por uno, utilizando el patrón de la llave como guía para asegurar un funcionamiento correcto.
Además, cada componente interno se asegura con una fijación también prefabricada en prensas mecánicas. Esta prensa se encarga de hacer los agujeros con precisión necesaria en los elementos internos para posteriormente poder abrochar los distintos componentes entre ellos.
Finalmente, antes de la comercialización, la llave pasará por una prueba de calidad rigurosa. Esta prueba asegurará que los órdenes de calidad del diseño se cumplan y que la llave resultante sea capaz de cumplir con la función de bloqueo de puertas para la que fue diseñada. Esto incluye verificar la resistencia y durabilidad de la llave y desarrollar pruebas de funcionamiento con herrajes o cerraduras simuladas.
El proceso industrial de fabricación de llaves para puertas es largo, complejo y necesita de mucha experiencia para obtener el mejor resultado. Preparar el metal, montar el hardware, verificar la calidad y ensayar la llave es el escenario típico en una fábrica especializada. Así mismo, para garantizar la seguridad de las cerraduras, es importante contar con llaves fabricadas con materiales y procedimientos certificados.
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