Una baldosa cerámica es un revestimiento selecto para suelos y paredes. Está hecha con una mezcla de arcillas especialmente ajustada que, al ser cocida a alta temperatura, consigue un material resistente, duro y de superficie lisa y regular. Este tipo de material ofrece diversos acabados, diseños y colores para satisfacer cualquier preferencia. Aunque los procesos de fabricación pueden variar ligeramente según el proveedor o la gama de producto, existe un procedimiento básico para fabricar las baldosas cerámicas que se aplica en la mayoría de fabricantes industriales. Este artículo ofrece un desglose detallado del proceso de fabricación de baldosas cerámicas.
La fabricación de baldosas comienza con la mezcla de los materiales adecuados. Como se ha mencionado anteriormente, la fórmula incluye arcillas especialmente ajustadas. Para incorporar todos los elementos se introduce la materia prima en una máquina de molienda, donde es triturada hasta obtener una fina masa que recibe el nombre de lodo de arcilla. Esta mezcla contiene varias materias primas: sílice para aumentar la plasticidad (evitando la fragilidad); caolín para aportar a la masa la cantidad necesaria de aluminio; feldespato para cuidar que la mezcla tenga un coeficiente elevado de resistencia al desgaste; y óxidos minerales para que, al calor, se consigan los tonos característicos.
Una vez que se obtiene la textura adecuada del lodo de arcilla, éste se coloca entre dos placas de metal densificadoras, haciendo pasar por ellas electricidad para lograr que algunas partículas se unan entre sí. La presión y el calor actúan como aditivo y provocan una aceleración del proceso de prensado; esta etapa se conoce como prensado, y permite formar la síntesis de los inicios de la baldosa.
Tras este proceso, la baldosa recién prensada se lleva a un horno donde se somete a altas temperaturas. El aire dentro de esta estructura se controla con fuerza para evitar las explosiones debido al calor generado. Durante esta etapa, se retira toda el agua que contenía la masa, permitiendo que todos los materiales se integren y obtengan una resistencia extrema. Dependiendo de la variedad de la baldosa cerámica, la temperatura del horno fluctúa entre 900 y 1300 grados centígrados.
Una vez que las baldosas cerámicas han pasado el proceso en el horno, se someten a diversas pruebas que confirmen la impermeabilización, resistencia y porcentaje de humedad. Luego, tras una serie de procesos artesanales como limpieza con vapor, corrección de defectos de canto y pulido, las baldosas se preparan para la venta.
El pulido manual de las molduras es una etapa importante en el proceso de fabricación de las baldosas cerámicas. Después de someterlas a un recalentamiento que les hace alcanzar una temperatura superior a los 700°C, los profesionales emplean herramientas especializadas para eliminar todas las imperfecciones que aparecen en los bordes y dimensiones. Es en esta etapa donde los fabricantes pueden darle su estilo personal a las piezas de cerámica.
Algunos fabricantes especializados también optan por pintar sus baldosas para lograr un aspecto colorido. Esta técnica se lleva a cabo con pigmentos cerámicos especiales, que ayudan a proteger los colores y tintes que adornan la superficie final. Finalmente, muchos proveedores deciden también añadir efectos especiales como barnices mate o brillantes, texturas especiales o estampados, permitiendo a los clientes una amplia variedad de opciones para decorar sus hogares.
Fabricar baldosas cerámicas no es un procedimiento sencillo. Requiere una mezcla cuidadosa de la arcilla, junto con tecnologías modernas y conocimientos técnicos especializados. Los trabajos realizados durante cada paso del proceso de fabricación de baldosas cerámicas son cruciales para obtener la resistencia, robustez y durabilidad de estas piezas tan populares. Finalmente, el acabado tiene una gran relevancia a la hora de acrecentar el valor estético de los espacios interiores.
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