Construcción
09 marzo, 2023
Las tejas son un elemento clave en el tejado de cualquier estructura. Estas se han usado desde la Antigüedad para proteger los edificios contra la intemperie, cumpliendo con una necesidad básica: la protección frente al agua. A lo largo de los siglos las técnicas de fabricación de tejas han evolucionado considerablemente, desde la producción artesanal a la fabricación en grandes cantidades y con gran calidad en la industria moderna.
No hay un único proceso de fabricación, sino que depende del tipo de teja que se desea producir, siendo los materiales y el procedimiento de fabricación los más variables. Sin embargo, sigue existiendo una base común a todos los procesos, que incluye los pasos esenciales para la creación de un producto acabado. La siguiente explicación es un paso a paso general sobre el proceso de fabricación de tejas a nivel industrial.
El primer paso para fabricar tejas es recolectar las materias primas necesarias. Esto incluye arcilla (generalmente de color rojo) o caolín blanco para conseguir la pasta malaxable. El caolín es una mezcla de minerales compuestos poco viscosos y suele venir en materias primas ya tratadas, preparadas para la fabricación. Otro material importante es el yeso para formar los moldes que serán usados para darle forma a la teja. Por último, es necesario obtener los pigmentos naturales para darle color al producto final.
Una vez disponibles las materias primas, se realiza la preparación de la pasta. Esto implica el mezclado de la arcilla o caolín con el yeso para obtener la textura adecuada. Si fuera necesario se agregaría agua y otros ingredientes a la mezcla. El resultado es una mezcla homogénea con la consistencia adecuada para convertirla en tejas.
Uno de los pasos centrales es el modelado. Esto implica la elaboración de una plantilla o molde para dar forma a la teja. Esto se realiza de manera manual con un patrón de madera sobre el que se aplica una capa de la mezcla para, posteriormente, ser prensada con la plantilla y hacer la teja. Typically, las cámaras de aire son dejadas en la parte posterior de la teja. Estas servirán para montarla en el tejado.
Luego de la forma, es necesario que la teja se seque lo suficiente. Es aquí, en general, donde entran en acción varias etapas. En primer lugar, se suele colocar la teja en una zona con ventilación forzada para ayudar a eliminar los excesos de humedad. En un segundo paso, se deja la teja al sol para terminar el secado y, con ello, lograr la dureza deseada.
Después de lograrse la debida sequedad, la teja es colocada en un horno a temperaturas relativamente bajas durante seis o más horas. Esta etapa es conocida como cocción. Esta se encarga de endurecer y curar la superficie de la teja para que logre la calidad deseada. Aquí ingresan también los pigmentos para añadir color y resistencia al material. Finalmente, la teja ya se encuentra lista para el embalaje.
Una vez finalizado el proceso de producción, la teja se embala idividualmente para su envío. Esto se suele hacer con bolsas plásticas que logran proteger el producto del polvo y evitan la rotura del mismo. Luego, estas bolsas son transferidas a cajas o contenedores según el volumen de producción y los requerimientos del cliente.
En conclusión, la fabricación de tejas a nivel industrial supone un proceso largo que incluye variación de pasos desde la recolección de las materias primas hasta el embalaje y el envío del producto final. Esta se inicia a partir de la mezcla de la arcilla con el yeso para obtener la masa malaxable, seguido del modelado, secado y cocción para dar la forma correcta y resistencia al material. Finalmente, el producto recibe el pigmento expedido y se embala para su uso y distribución.
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